problemas de sueño

Problemas para dormir. Cuando el sueño es el problema.

El sueño es uno de los principales afectados cuando se habla de alteraciones en la vida cotidiana. Los problemas para dormir son frecuentes tanto en infancia como en la vida adulta, aunque la base de su aparición puede variar.

Es preciso aclarar que cuando se habla de problemas para dormir en momentos puntuales (época de exámenes, estrés laboral…) o ligados a la depresión, duelo o ansiedad, no es lo mismo que sufrir trastornos del sueño específicos. Pues estos últimos se dan con mayor recurrencia e intensidad y su tratamiento será más específico.

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 Problemas del sueño

Si bien es cierto que la guía DSM 5 no realiza agrupaciones en los trastornos del sueño. A la hora de clasificarlos y dar un tratamiento, resulta más cómoda la división en cuatro grandes grupos:

  1. Ritmo sueño-vigilia
  2. Dificultad para conciliar y mantener el sueño o insomnio: nos resulta difícil dormir o nos despertamos con facilidad. El insomnio es el problema del sueño más frecuente en adultos.
  3. Somnolencia diurna excesiva: apneas, hipersomnia idiopática y narcolepsia. Son más específicos y, como se ha comentado anteriormente su tratamiento será más individualizado.
  4. Conductas anormales durante el sueño o parasomnias: las pesadillas muy comunes en la infancia, los terrores nocturnos como activación de la amígdala y el sonambulismo. Suelen darse más en periodos de mayor estrés.

La infancia y la adolescencia son periodos que se ven afectados en gran medida por estos problemas. Estos suelen ir ligados a la aparición de miedos, cambios de roles o a la presión social entre otros.

Sin embargo, no siempre son una advertencia de que algo va mal en la vida del niño, puede que sean señal de que está descubriendo conceptos del mundo como, por ejemplo, la muerte (muy frecuente y suele generar angustia y ansiedad elevados). Aunque resulta aconsejable observar y preguntar al niño sobre las distintas áreas de su vida: amigos, colegio, familia… con el fin de detectar si hubiese un problema mayor o si hubiese que resolver dudas.

 Higiene del sueño

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Si tiene problemas de sueño deber tener en cuenta que seguir las normas de higiene del sueño ha resultado de las técnicas más útiles y con muy buenos

resultados para la mayoría de los problemas del sueño y, sobre todo, para la conciliación e insomnio.

Estas normas se refieren al cambio de hábitos en nuestras rutinas diarias. Resultan de muy fácil aplicación a cualquier edad, aunque se adaptarán según la situación y momento vital de la persona.

Algunos de los hábitos del sueño válidos para niños y adultos son:

 

 

  • No dormir siesta. Intentar evitar la siesta, sobre todo en periodos de insomnio. Si se duerme , nunca superior a 20 minutos.
  • Sólo estar en la cama para dormir, no usarla para estar tumbados con el ordenador o leer libros. Utilizar la cama sólo para dormir ( y el sexo).
  • No hacer ejercicio justo antes de acostarse, esto dificulta la conciliación del sueño.
  • Evitar cafeína, teína, así como alimentos picantes o que puedan alterar el estómago.
  • Evitar cenas pesadas.
  • Seguir siempre un horario regular. Intentar dormir y despertarse todos los días a la misma hora.
  • Ambiente sin ruidos y ropa cómoda en la medida de lo posible.

Tener problemas de sueño hace que nuestro cuerpo esté cansado durante el día y que nuestro rendimiento en otras áreas se vea afectado. Por eso , cuida tu sueño.

“ Quien mira hacia adentro, despierta.” Carl Jung.

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hablemos de asertividad

Hablemos de Asertividad

Imaginar la asertividad como el equilibrio dentro de una balanza es el símil, que mejor funciona. En los lados de esta balanza están presentes la agresividad y la pasividad.

Ser pasivo implica ser concesor de los deseos del otro, sin decir nuestras opiniones, no expresando lo que sentimos sobre una situación o callar lo que pensamos. Esto puede suceder por varios motivos. Puede que no nos sintamos cómodos con la situación, con la persona o que no creamos que lo que podamos aportar sea válido o relevante.

Cuando hablamos de agresividad, se suele pensar en agresividad física. Sin embargo, en habilidades sociales este término va más bien referido a no dejar hablar al otro, a imponer nuestras ideas y pensamientos.

Hay señales que nos indican en que punto nos encontramos dentro de una conversación o una situación :

  • El tono o volumen de la voz alto: alto en agresividad y bajo en asertividad.
  • La postura corporal que estemos empleando: la forma de los brazos, la postura del tronco, de las piernas…
  • Dar explicaciones: suelen ser escasas en la agresividad y demasiadas en pasividad.
  • Los silencios.
  • La mirada.

Entre otros.

Entonces, ¿Qué es la comunicación  asertiva?

La asertividad, por tanto, la ubicaríamos en el centro de esta ecuación. Sería expresar nuestras opiniones y pensamientos, defender los propios derechos respetando, a su vez, los derechos y sentimientos de los demás.

Una persona, situará en un punto de esta balanza dependiendo del contexto que se encuentre. No solo somos asertivos, pasivos o agresivos. Tenemos la balanza y podemos aprender a controlarla.

El primer paso es identificar las señales propias y las situaciones en las que nuestra balanza se desequilibra.

La asertividad es algo que se aprende. Actualmente ya se están implantando programas en los colegios para mejorar las habilidades sociales, y trabajando la asertividad y la regulación emocional , prevenir casos de bullying. Por ejemplo, el programa Hero. Las técnicas que se les enseña a los niños no dista mucho de las usadas en adultos. (Recomiendo el libro Cómo quitar el Grrrr al enfado y el manejo de los derechos asertivos.

En el caso del acoso, las conductas de pasividad y agresividad se basan en las normas de aprendizaje. Por tanto, enseñar habilidades de manejo de emociones y de comunicación asertiva, aportan nuevas formas de contestar a los problemas.

asertividad

Técnicas que podemos emplear en nuestro día a día para entrenar la asertividad:

  • El disco rayado: Esta técnica consiste en decir que no de forma reiterada y sin dar explicaciones. Por ejemplo, cuando en el mercado o en una cafetería nos preguntan: ¿Seguro que no quieres nada más? Está de oferta, venga que te pongo algo ya verás…  Esta técnica se recomienda sólo en situaciones específicas y que no conozcamos mucho a esa persona.
  • El sándwich: una de las herramientas más útiles. La primera rebanada del sándwich es decir algo agradable a la persona con la que estamos hablando; después añadimos un poco de relleno diciendo lo que pensamos, que suele ser una negativa a una propuesta; y, por último, la rebanada final con un agradecimiento o algo también agradable. Por tanto, sería un bocadillo positivo-negativo-positivo.

Estas son solo dos de las técnicas de las muchas que más se emplean en el entreno de las habilidades sociales.

«Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no»

Gabriel García Márquez

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